viernes, 4 de septiembre de 2009

HOMENAJE A VICENTE FERRER UN GRAN FILÁNTROPO

Vicente Ferrer nació en Barcelona (España) el 9 de abril de 1920 y su infancia transcurrió
entre Barcelona y Gandia. El 36 trajo la guerra y Vicente fue llamado a las filas republicanas,
a la Quinta del Biberón, con tan sólo 16 años. Al terminar la guerra comenzó los
estudios de Derecho, pero con la firme determinación de descubrir el camino a seguir
para responder a su vocación: ayudar a los demás (pobres, discriminados, enfermos...).
Encontró en la Compañía de Jesús, una organización que le atrajo por su imagen de heroicidad,
sabiduría, grandes ideales y lucha por un mundo mejor. Con la ilusión de cumplir
fielmente sus principios, abandonó los estudios e ingresó en la orden de los Jesuítas.

Su acción da los primeros frutos. 1952-1968
El 13 de febrero de 1952, Vicente Ferrer llegó a Mumbai como misionero jesuita. Pese a
que su cometido era acabar su formación espiritual, en su primera misión en Manmad,
decidió salir a conocer a las gentes, saber de sus necesidades y ganar su confianza,
tratando de dar solución al sufrimiento de los más pobres. Para ello puso en marcha
entre los campesinos un singular sistema de trabajo, que despertó las conciencias y
generó un gran movimiento de solidaridad. “El milagro de dar” consistía en una pequeña
ayuda económica y el asesoramiento técnico necesario para obtener agua para los
cultivos. Si al finalizar cada campesino devolvía lo prestado (sin intereses), el milagro se
iba extendiendo entre toda la comunidad.
Desde sus comienzos puso en práctica procedimientos tales como organizar pequeñas
cooperativas para la excavación de pozos, canalizaciones para el abastecimiento de
agua, bancos de semillas, pequeñas parcelas de regadío, etc. Al mismo tiempo Ferrer
trabajó en la construcción de servicios comunitarios y, gracias a la cesión de unas
tierras, levantó dos escuelas, un hospital y dos hosteles para residencia de alumnos, que
eran ya casi un millar.

Tiempos difíciles. 1968-1969
La simpatía que despertaba la labor de Vicente Ferrer entre los campesinos generó
suspicacias entre algunos sectores dirigentes, que veían en él una amenaza a sus intereses.
La publicación de un artículo en el Illustrated Weekly, el semanario de mayor
difusión de India, bajo el título “La revolución silenciosa” fue el detonante de la orden
de expulsión que recibió el 27 de abril de 1968, dándole 30 días para abandonar el país.
Ante esto, se inició un movimiento campesino a favor de Vicente Ferrer, al que se unió
también un grupo de intelectuales, políticos y líderes religiosos. El coordinador de este
comité de defensa era Madu Metha, uno de los más activos e influyentes líderes sociales
de Mumbai. A tan sólo dos días de que expirara el plazo fijado para su expulsión, más de
30.000 campesinos recorrieron los 250 kms que separan Manmad de Mumbai para exigir
al Gobierno justicia. En una breve entrevista con Vicente, la primera ministra Indira
Gandhi reconoció el gran valor de su trabajo y se comprometió a buscar la solución más
adecuada a la situación, enviando un telegrama con un mensaje salomónico: “El padre
Vicente Ferrer marchará al extranjero para unas cortas vacaciones y será bien recibido
otra vez en la India.”
Vicente volvió a España y fundó Acción Fraterna en el Mundo, con un único objetivo:
aliviar la situación de los dos tercios de la humanidad que padecen hambre. Aprovechó
también para mediar en la causa de dos goanos, presos a perpetuidad en las cárceles
de Lisboa, consiguiendo su liberación al cabo de dos meses.
En estas fechas apareció en la revista americana Life un gran reportaje de doce páginas
titulado “El santo de Manmad”, mientras desde España, Italia, Alemania, la India y
Norteamérica, un movimiento popular recogió 25.000 firmas con la intención de proponerlo
como candidato al Nobel de la Paz.
Pese a haberlo solicitado, tres meses después de abandonar la India, el permiso para
volver no había llegado todavía. Sorprendida por su tardanza, fue Indira Gandhi la que
ordenó que le concedieran el visado de entrada de inmediato.

Anantapur: La aventura definitiva. 1969-2008
A su regreso a la India sólo le acogió el Estado de Andhra Pradesh, y Vicente, junto a
seis voluntarios incondicionales, decidió instalarse en la tierra más pobre de esa región:
Anantapur, donde la escasez de agua llegaba casi a la desertización, y la sanidad y la
educación eran prácticamente inexistentes. Allí, los políticos radicales se movilizaron
para recibirle con pintadas en las paredes: “Ferrer go back”.
Lejos de amedrentarse, a los tres días de llegar contaba ya con una casa, vacía y a medio
construir, que convirtió en cuartel general. De una de las paredes desnudas colgaba un
cartel que decía: “Espera un milagro”. Este mensaje profético, cuyo origen nunca llegó
a conocer, supuso un nuevo acicate para seguir adelante.
En marzo de 1970 dejó de pertenecer a la Compañía de Jesús, y ese mismo año contrajo
matrimonio con Anne Perry, una periodista inglesa que había permanecido a su lado
desde el conflicto de Manmad.
En este contexto nació la Fundación Vicente Ferre en la India, la organización que bajo
el liderazgo de Vicente Ferrer contribuye al desarrollo del distrito de Anantapur. Sin
embargo, durante los años 70 persistió el asedio, esta vez desde las autoridades de la
región, que veían con recelo su trabajo, llegando incluso a intentar encarcelarlo.
Vicente denunció el abuso de poder del que estaba siendo objeto y consiguió un fallo favorable
que creó jurisprudencia. En 1996 creó la Fundación Vicente Ferrer en España para
asegurar la continuidad económica del proyecto.


Vicente Ferrer, que sufrió una embolia el pasado mes de marzo, ha muerto el 16 de Junio a los 89 años.